Alquimia interior para propiciar el bien común en nuestro planeta.
Un llamado a gestar una cultura regenerativa, amorosa y eficaz.
Escrito por: María del Pilar Restrepo Mesa. Colegio Altos Estudios de Quirama.
En esta época de grandes retos a nivel mundial, es necesario invocar en nuestro interior una gesta de transformación, que supere nuestra tendencia egocéntrica y posibilite el nacimiento de un ser dispuesto a participar en la co-creación de un mundo armónico, amoroso, cuidador, integrador, respetuoso; que potencie el trabajo colaborativo y sinérgico, promoviendo nuevas formas de relacionamiento entre todos los seres, y contribuya a consolidar una cultura regenerativa, que materialice acciones inteligentes que efectivamente recuperen las condiciones de vida de nuestros territorios y nuestro planeta.
Para ello, es fundamental activar la imaginación creadora, basada en la ética del cuidado, y teniendo en cuenta el espacio interior desde el que lideraremos esta transformación, la calidad de nuestra atención e intención y la presencia que mostramos ante las situaciones, en las cuales es vital partir del principio de realidad en la situación en que nos encontramos, tanto local, como regional, nacional e internacional, para definir una hoja de ruta con prioridades a realizar en el corto, mediano y largo plazo, y movilizar así acciones de gobernanza colaborativa: potenciando las competencias de todos los actores que hacen parte de las redes interactivas existentes y vinculando a los que aún no lo están, plasmando con efectividad lo requerido en términos de restauración y regeneración de ecosistemas apalancados en un liderazgo consciente y participativo.
Esto implica conocer con detalle la base social existente, las características físico-bióticas de cada territorio, así como su idiosincrasia, motivando ejercicios de verdadera corresponsabilidad con esfuerzos sostenidos en el tiempo, al servicio del futuro que quiere emerger. De igual manera, nos compromete a vivir con firmeza un auténtico cambio íntimo de actitud frente a nosotros mismos en nuestra relación con nuestro propio ser, un verdadero ejercicio de desenvolvimiento espiritual, para que se gesten las transformaciones interiores que sean necesarias, con el fin de promover una relación incluyente en pos del bien común.
Esta invitación implica desaprender y proponer nuevos paradigmas para que se dé un verdadero nacimiento, concretando la posibilidad que surge desde el ser, a la luz de su poder interior, viviendo más en términos de cooperación que de competición, de unión más que de oposición, partiendo de lo local a lo global, en el entendido de que cada acción cuenta y que, en términos sociales y ambientales, por ejemplo, las redes colaborativas tejidas por convicción y sentido de pertenencia deben pasar del discurso a la acción, resignificando la interdependencia entre lo urbano y lo rural, entendiendo y reverenciando, entre otros, el origen del agua, de los alimentos, de la energía las cuales se basan en relaciones de reciprocidad y unidad, lo cual se traduce en esfuerzos generosos para cuidar el mundo que nos rodea y contiene, pasando a constituirnos en un nosotros, que habita esta casa común.
Este el llamado de esta NaVIDAd: gestar vida, posibilidad, esperanza, entusiasmo, sabiduría colectiva; para que, desde una actitud amorosa, superemos nuestro ego, que nos distancia de los demás y de la vida misma, y plasmemos nuevas realidades en los lugares a cada uno de nosotros encomendados, inspirados en la unión que se da en el seno de cada familia, conectando todos los rayos posibles de amor entre los seres que coexistimos en este espacio y tiempo, contribuyendo de manera decidida a la transformación que necesitamos para dar el giro y avanzar hacia la armonía de nuestro planeta. Un llamado más que urgente en el que cada segundo debe movilizarnos en torno a este objetivo común.
Finalmente, comparto estas reflexiones que plasman este sentir:
“Soy un ser en el Todo. Me integro, convivo y me dispongo a servir saliendo del centro en red colaborativa. Soy un eslabón, reconozco el valor del otro, lo integro y reverencio. Entiendo mi contexto, movilizo acciones para ayudar a armonizar el lugar que habito, la casa común, el planeta Tierra”.
“Navidad es esa epifanía interior (επι = en, φάνειν = brillo), esa luz interior que le da color al mundo”.
¡Muy feliz Navidad para todos y un muy luminoso año 2025!